China puso fin a la estricta normativa sobre el Covid-19 a principios de diciembre. Cuando estalló el Covid en 2020, China se vio gravemente afectada en un primer momento, pero logró contener su propagación mediante una estricta normativa de bloqueo y cuarentena conocida como política dinámica de Cero Covid.
Aunque dicha política ayudó a la economía de China a recuperarse con fuerza y lograr un crecimiento real del PIB del 2,2% y el 8,4%, respectivamente, en 2020 y 2021, la variante Omicron, de rápida propagación, puso al país en una situación difícil en 2022. Decidida a ceñirse a la política dinámica de Cero Covid, China impuso bloqueos en las principales ciudades que alcanzaron su punto álgido con el cierre durante dos meses de Shanghái, el centro comercial del país. El resultado fue un fuerte descenso de las actividades económicas.
Se especula que el crecimiento del PIB real de China en 2022, que se anunciará oficialmente a finales de este mes, sea del 3% o inferior, muy por debajo del objetivo gubernamental del 5,5%. China es conocida por su enfoque gradualista en la aplicación de políticas.
Como la estrategia del Cero Covid continuó siendo enfatizada en octubre pasado durante el XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (CPC), se creía ampliamente que el país adoptaría un enfoque de gradualismo para ajustar su política sanitaria contra el virus. Para sorpresa de todos, el Gobierno optó por un enfoque “big-bang”, levantando todas las restricciones Covid-19 casi de la noche a la mañana a principios de diciembre de 2022. En tan solo un mes, China ha superado la mitad del camino para lograr la inmunidad comunitaria, ya que se cree que la mayoría de la población china está infectada. Este repentino cambio es muy relevante para calibrar las perspectivas de la economía china en 2023.
Parece ser que la economía de China empeoró tanto a finales de 2022, que el Gobierno tuvo que apresurarse a aplicar una política de “levantar las barreras”. Situando este drástico giro en un contexto histórico, es bastante similar al que se produjo en 1978, cuando la política china pasó de centrarse en el movimiento político al crecimiento económico. Deng Xiaoping dio una explicación para ello en esa época: “No hay otro camino.
Hay unanimidad en que debemos seguir las políticas de reforma y apertura, y esta unanimidad es atribuible al desastre de diez años: la “revolución Aunque la gravedad de la situación de Covid-19 no tenía nada que ver con la de la revolución cultural, la lógica que subyace a los cambios de política parece la misma. En este contexto, vemos luz al final del túnel para la economía china. En octubre, el PCCh formó un nuevo Politburó de siete miembros con Xi Jinping como Secretario General. Xi Jinping y sus colegas dirigirán China en los próximos cinco años y más allá. Con la confianza baja en China, se espera que el énfasis político gire completamente hacia la recuperación económica en 2023. Muchos factores hacen que las perspectivas de la economía mundial en 2023 sean sombrías, pero la economía china puede convertirse en una fuerza positiva que muchos no esperaban.