El futuro recinto, que comprende 220 mil m², permitirá aumentar los vuelos por hora, contará con más counters para autoetiquetado de equipaje y tendrá innovaciones en materia de seguridad policial y sanitaria.La pandemia y su consiguiente cierre de fronteras han cambiado, el último año, el panorama que solía mostrar el Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Si en 2019 se llegó a tener cerca de 26 millones de pasajeros, el año pasado fueron nueve millones. Y en lo que va de 2021, se han transportado 2,3 millones de pasajeros a nivel nacional, según la Junta Aeronáutica Civil (JAC), 65% menos que en mismo período del año anterior.
Ante estas estadísticas, Nuevo Pudahuel -consorcio compuesto por Groupe ADP, Vinci y Astaldi- recurrió al Panel de Expertos del Ministerio de Obras Públicas (MOP) buscando ampliar el plazo de concesión como forma de compensar los menores ingresos de estos años.
Mientras esa respuesta llega -a mediados de mayo podría conocerse la recomendación del Panel-, en este tiempo han seguido las obras de construcción del terminal internacional (T2). Actualmente, llevan más del 95% de avance, y según confirma la concesionaria, entraría en operaciones en septiembre, 10 meses después de la fecha original.
‘Estamos en fase de terminaciones, y hemos iniciado las pruebas técnicas y operacionales para que la inauguración se realice en septiembre de 2021’, prevé Nuevo Pudahuel.
La Dirección de Concesiones del MOP agrega que, junto con las obras del T2 y de dos nuevos espigones (D y F), ‘se desarrollan el edificio de estacionamientos oriente y otras obras accesorias, como la planta de tratamiento de aguas servidas, control de seguridad aeroportuaria, estacionamientos de superficie’, y de transporte público, entre otras faenas.
En tanto, la renovación del actual terminal, que quedará solo para vuelos domésticos, debería concluir el próximo año.
‘El transporte aéreo es clave para la conectividad nacional e internacional de nuestro país, no solo en cuanto a pasajeros, sino que también en términos de carga que llega en vuelos comerciales. Contar con un nuevo aeropuerto internacional y con las mejoras en el terminal nacional nos permitirá una infraestructura acorde al dinamismo que ha mostrado el transporte aéreo, que esperemos se recupere en el menor plazo posible, una vez que dejemos atrás la pandemia’, comenta el secretario general de la JAC, Martín Mackenna.
Cambios al momento de viajar
El terminal internacional implica una inversión cercana a los US$ 1.000 millones, una suma que está ‘casi totalmente desembolsada’, según Nuevo Pudahuel. Tendrá una superficie de más de 220 mil m² (así, todo el aeropuerto abarcará 310 mil m²), incluidas varias modernizaciones.
‘Si a fines de 2019 teníamos 30 operaciones por hora, esto podría superar las 60’, dice Nuevo Pudahuel, y agrega que ‘nos permitirá invertir y continuar con la atracción de nuevas rutas y aerolíneas’, para llegar a cerca de 38 millones de pasajeros.
El futuro terminal cuenta con una mayor cantidad de estacionamientos -algunos están operando desde octubre de 2019-, posee un mayor porcentaje de counters para el autoetiquetado del equipaje, incrementa el número de casetas de control de la PDI, y, por ejemplo, la revisión del SAG ya no se hará llenando formularios y pasando el equipaje, sino que será solo con perros.
Además, producto de la emergencia sanitaria, aplica estándares especiales de resguardo para pasajeros, funcionarios y público general. Según Nuevo Pudahuel, hay test PCR de llegada y aleatorios, además de los canes de Carabineros que identifican a portadores de covid-19. Agregan que el espigón C se habilitó para la vacunación de cerca de 4.500 trabajadores aeroportuarios.
