La decisión del Ministerio de las Culturas de declinar que Chile sea el invitado de honor a la Feria del Libro de Frankfurt, esgrimiendo razones de austeridad, resulta no solo incomprensible, sino que incluso poco alineada con un programa que prometía apoyar y promover la cultura y las artes. Precisamente, porque uno de los sectores mas afectados por la pandemia fue el mundo de la cultura, la posibilidad de reactivar el una vitrina internacional para nuestros autores parecía a todas luces una buena iniciativa a apoyar.
A las pocas horas y tras la reacción de asociaciones del Libro y la Lectura y la Cámara Chilena entre otros, Presidente de la República señaló no estar de acuerdo con la decisión de suministro, entregándonos una preocupación una serie de interrogantes respecto de las coordinaciones al interior del gobierno, delos criterios que pesan a la hora de tomar decisiones y, peor aún, de quien toma esas decisiones. ¿Es realmente posible que el Presidente se entere porla prensa, aligual que el resto delos chilenos, de decisiones de esta magnitud para laimagen del país? La posibilidad de revertir esta situación, si bien complejo a estas alturas, es la ayuda que se necesita para fortalecer la presencia de nuestros libros y autores enel ecosistemainternacional. Sin embargo, nos queda una interrogante mayor que parece no tenerrespuesta fácil.
José Pakcomio
Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile (ENC)