El recién electo presidente de la Cámara Regional de Comercio y la Producción de la Región de Valparaíso, Javier Torrejón Linares, asegura que los efectos del estallido de octubre de 2019, con saqueos y destrucción de locales, provocó un daño que para algunos fue irreparable, que a ello se sumaron las restricciones de la pandemia y ahora la delincuencia desatada. «No hay recuperación ni se ha podido estabilizar la economía regional, y tampoco vemos señales claras de reactivación», señala.
El dirigente del gremio más antiguo del comercio en Chile apuntó a que el deterioro es más evidente en Valparaíso, donde locales antiguos y emblemáticos han cerrado, como ocurrió recientemente con la tienda de textiles La Sombra en el barrio Yungay, que se había establecido hace 135 años.
Un estudio de la Fundación Piensa, divulgado en enero de este año, reveló que, del total de locales analizados en el puerto, 283 se encontraron cerrados, lo que equivale al 12,9% de la muestra de 2.195 establecimientos recogida en los sectores como El Almendral, la Plaza Victoria y el eje Condell-Esmeralda.
Torrejón precisó que las ventas en la Región de Valparaíso tuvieron una caída del 15,3% de acuerdo con el estudio realizado por el gremio en abril, comparado con el mismo mes de 2022. «Si bien en todas partes hubo una caída en las ventas, acá fue mayor, ya que en la Región Metropolitana fue del 12,4%, en el Biobío 6,7% y en La A r a u c a n í a 12, 7 % «. E x p l i c ó también que le preocupa al sector el aumento en la ocupación informal, «ya que tenemos en la región 250 mil personas en esta condición.
Es cosa de ver las calles como están llenas de vendedores frente a los locales establecidos». Respecto de la inseguridad, el presidente del comercio regional sostuvo que a los ataques directos que sufren los locatarios se suma el temor, «que ha llevado a que muchos locales, especialmente de las calles Victoria, Yungay e Independencia en Valparaíso, trabajen hasta las 16:00 horas solamente, porque después baja la locomoción y se pone muy peligroso». El diagnóstico es coincidente con el de otros sectores del comercio porteño.
El presidente de los locatarios nocturnos de Valparaíso, Raúl Rojas, asegura que ha desaparecido el 53% de los establecimientos que existían antes del estallido y que hasta ahora los anuncios de recuperación de las autoridades han sido «solo voladores de luces». «El Valparaíso bohemio ya no está, locales históricos cerraron o se reconvirtieron. No hay disposición de las autoridades a apoyar un reimpulso», dice.
El presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Viña del Mar, Rodrigo Rozas, manifiesta que si bien en esta comuna el deterioro de los negocios no es tan deplorable como en Valparaíso, la inseguridad se está apoderando de la gente y el turismo ha decaído en forma preocupante en ambas ciudades. «Los locales cierran temprano por miedo y el consumidor se recoge temprano a su hogar. Desaparecieron los paseos al atardecer. En el día las calles están plagadas de ambulantes.
Las plazas, llenas de ferias con toldos». El arquitecto Daniel Morales, exconcejal independiente de Valparaíso, indica que a la falta o postergación de proyectos importantes por parte del nivel central, el municipio no da garantías a los inversionistas, porque han sido permisivos con las incivilidades. «No ha existido una postura clara que venga a ordenar el espacio público que está copado por el comercio ambulante. Hay una atmósfera de inseguridad y de abandono.
Consultada la Municipalidad de Valparaíso por el análisis hecho por el comercio local, desde su Departamento de Comunicaciones se informó que «un aspecto clave de la activación del plan de la ciudad es la recuperación de inmuebles, por tal motivo es que hemos diseñado un plan de compras y arriendos de edificios, como la oferta de compra del exinmueble donde se encontraba el B a n c o E s t a d o y e l r e c i e n t e arriendo del edificio conocido como La Nave».