Según el reporte, las emisiones anuales promedio de GEI durante 2010-2019 fueron las más altas que en cualquier década anterior: en 2019 alcanzaron las 59 gigatoneladas de CO2 (GtCO2), un 12% más que en 2010 y un 54% más que en 1990. Si no se logran reducir estas emisiones, alcanzar la meta de 1,5ºC impuesta por la ciencia estará fuera de nuestro alcance. Si seguimos en la ruta actual, las emisiones de GEI continúan aumentando y nos llevarán a un calentamiento global de 3,2ºC para 2100. “Algunos líderes gubernamentales y empresariales dicen una cosa, pero hacen otra. En pocas palabras, mienten. Y los resultados serán catastróficos. Esta es una emergencia climática”, dijo el secretario general de la ONU.
Para limitar el calentamiento global a no más de 1.5ºC, es necesario que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) a escala global alcancen su punto máximo antes de 2025, y que se reduzcan en un 43% -a más tardar- en 2030. Adicionalmente, habría que reducir el metano en cerca de un tercio. Y aunque todo esto suceda, es casi inevitable que superemos temporalmente este umbral de temperatura, pero podríamos volver a situarnos por debajo de el a finales de siglo si se implementan las medias adecuadas.
Estas es una de las principales conclusiones del informe del Grupo de Trabajo III del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), difundido globalmente ayer orientado específicamente a la mitigación de gases de efecto invernadero, tras los informes de los grupos anteriores relativos a las causas del cambio climático (2021), y sobre sus impactos y adaptación(marzo 2022).
Según el reporte, las emisiones anuales promedio de GEI durante 2010-2019 fueron las más altas que en cualquier década anterior: en 2019 alcanzaron las 59 gigatoneladas de CO2 (GtCO2), un 12% más que en 2010 y un 54% más que en 1990. Si no se logran reducir estas emisiones, alcanzar la meta impuesta por la ciencia estará fuera de nuestro alcance. “Si queremos limitar el calentamiento global a 1.5ºC, este es el momento. Es ahora o nunca; sin una reducción inmediata y profunda de las emisiones, en todos los sectores, será imposible”, dijo Jim Skea, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC.
Para 2019, el mayor crecimiento absoluto de las emisiones se produjo en el CO2 de los combustibles fósiles y la industria, seguido del metano. Casi el 34% del total de emisiones netas de GEI provinieron del sector de suministro de energía; el 24% industria; el 22% de la agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra, 15% del transporte y 6% de los edificios.
“Las emisiones antropogénicas netas de GEI han aumentado desde 2010 en todos los sectores principales a nivel mundial. Una parte cada vez mayor de las emisiones puede atribuirse a las zonas urbanas. Las reducciones de emisiones de CO2 de los combustibles fósiles y los procesos industriales, debido a las mejoras en la intensidad energética del PIB y la intensidad de carbono de la energía, han sido menores que los aumentos de emisiones debido al aumento de los niveles de actividad global en la industria, el suministro de energía, el transporte, la agricultura y los edificios”, señala el reporte.
Además, agrega, el crecimiento promedio anual de las emisiones de GEI entre 2010 y 2019 se desaceleró en comparación con la década anterior en el suministro de energía (del 2,3% al 1,0%) y la industria (del 3,4 % al 1,4 %), pero se mantuvo aproximadamente constante en alrededor del 2 % anual en el sector del transporte.
Adicionalmente, la proporción global de emisiones que pueden atribuirse a las áreas urbanas está aumentando: “En 2015, las emisiones urbanas se estimaron en 25 GtCO2 (alrededor del 62 % de la cuota mundial) y en 2020, 29 GtCO2-eq (67-72 % de la cuota mundial). Los impulsores de las emisiones urbanas de GEI son complejos e incluyen el tamaño de la población, los ingresos, el estado de urbanización y la forma urbana”, señala.
La contribución a las emisiones es desigual. En 2019, alrededor del 48% de la población mundial vive en países que emiten en promedio más de 6 toneladas de CO2 (tCO2) per cápita. El 35% vive en países que emiten más de 9 tCO2 per cápita. Otro 41% vive en países que emiten menos de 3 tCO2 per cápita. A nivel mundial, el 10 % de los hogares con las emisiones per cápita más altas aportan entre el 34 % y el 45 % de las emisiones de GEI de los hogares basadas en el consumo mundial, mientras que el 40 % medio contribuye entre el 40 % y el 53 %, y el 50 % inferior contribuir 13-15%.
ONU hace enérgico llamado a la acción: “los resultados serán catastróficos”
Según señala este nuevo reporte del IPCC, en las trayectorias que se modelaron en base a la continuación de las políticas implementadas para fines de 2020 -es decir, si seguimos en la ruta actual-, las emisiones de GEI continúan aumentando y nos llevarán a un calentamiento global de 3,2ºC para 2100. Por ello, tras conocerse el informe, el secretario general de la ONU, António Guterres, reacció con dureza, y conminó a los líderes globales a tomar medidas urgentes.
“Estamos en una encrucijada. Las decisiones que adoptemos ahora pueden asegurar un futuro digno. Contamos con las herramientas y los conocimientos especializados necesarios para limitar el calentamiento”Hoesung Lee, presidente del IPCC.
El mundo va por la vía más rápida hace el desastre, dijo Guterres, haciendo eco del llamado de los científicos a actuar ahora o nunca para frenar el alza de las temperaturas. “Estamos en camino hacia un calentamiento global de más del doble del límite de 1,5°C acordado en París en 2015. Algunos líderes gubernamentales y empresariales dicen una cosa, pero hacen otra. En pocas palabras, mienten. Y los resultados serán catastróficos. Esta es una emergencia climática”, enfatizó.
El Secretario General afirmó que, a menos que los gobiernos de todo el mundo reevalúen sus políticas energéticas, el mundo será inhabitable. “Los científicos del clima advierten que ya estamos peligrosamente cerca de puntos de inflexión que podrían conducir a impactos climáticos en cascada e irreversibles. Pero los gobiernos y corporaciones que producen más emisiones no sólo se están haciendo la vista gorda; están echando leña al fuego”, añadió.
Guterres sostuvo que esos esos gobiernos y empresas están asfixiando al planeta al responder a intereses creados e inversiones en combustibles fósiles, pese a que las soluciones renovables pueden ser menos costosas y crear empleos, seguridad energética y una mayor estabilidad de precios.
Por su parte, el presidente del IPCC, Hoesung Lee, afirmó que “estamos en uan encrucijada. Las decisiones que adoptemos ahora pueden asegurar un futuro digno. Contamos con las herramientas y los conocimientos especializados necesarios para limitar el calentamiento”.
En esa línea, agregó que “me alientan las acciones climáticas en muchos países. Hay políticas, reglamentaciones e instrumentos de mercado que están resultando eficaces y que, si se amplían y se aplican de una manera más generalizada y equitativa, pueden respaldar una fuerte reducción de las emisiones y fomentar la innovación”.
Las palabras de Hoesung Lee apuntan a que, según señala el informe, contamos con opciones en todos los sectores para reducir, al menos, la mitad de las emisiones de aquí a 2030.
Hay avances, y opciones de mitigación ya disponibles
Según el informe del IPCC, al menos 18 países han sostenido reducciones de emisiones de GEI basadas en la producción y basadas en el consumo durante más de 10 años. Las reducciones estuvieron vinculadas a la descarbonización del suministro de energía, las ganancias en eficiencia energética y la reducción de la demanda de energía, que resultaron tanto de las políticas como de los cambios en la estructura económica.
Por ejemplo, el reporte indica que -en 2020- más del 20% de las emisiones globales de GEI estaban cubiertas por impuestos al carbono o sistemas de comercio de emisiones -“aunque la cobertura y los precios han sido insuficientes para lograr reducciones profundas”-, y para el mismo año había leyes climáticas “directas” centradas principalmente en la reducción de GEI en 56 países, que cubrían el 53% de las emisiones globales. Además, los flujos financieros totales anuales registrados para la mitigación y adaptación climática aumentaron hasta un 60 % entre 2013/14 y 2019/20, pero el crecimiento promedio se ha desacelerado desde 2018.
A esto se suman otras noticias alentadoras, como el que los costos unitarios de varias tecnologías de bajas emisiones han disminuido continuamente desde 2010, y los paquetes de políticas de innovación han permitido estas reducciones de costos y respaldado la adopción global.
“Entre 2010 y 2019, ha habido disminuciones sostenidas en los costos unitarios de la energía solar (85 %), la energía eólica (55 %) y las baterías de iones de litio (85 %) y grandes aumentos en su implementación (>10x para energía solar y >100x para vehículos eléctricos). La combinación de instrumentos de política que redujeron los costos y estimularon la adopción incluye la I+D pública, la financiación de proyectos piloto y de demostración, e instrumentos de atracción de la demanda, como los subsidios de implementación para alcanzar escala”, señala el reporte.
Entre las soluciones sostenibles y de reducción de emisiones que pueden adoptar los gobiernos, el IPCC resaltó la necesidad de replantearse cómo funcionan las ciudades, haciéndolas más compactas y transitables, electrificando el transporte con fuentes de bajas emisiones y con una mayor absorción y almacenamiento de carbono utilizando la naturaleza.
“Si disponemos de las políticas, la infraestructura y las tecnologías adecuadas para realizar cambios en nuestros estilos de vida y comportamientos, de aquí a 2050, podremos reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre el 40% y el 70%. Esto ofrece importantes posibilidades que aún no hemos aprovechado”, dijo Priyadarshi Shukla, copresidente del Grupo de Trabajo III del IPCC. “La evidencia indica que estos cambios en el estilo de vida pueden mejorar nuestra salud y bienestar”, agregó.
Según señala el reporte, las emisiones netas cero de CO2 del sector industrial son desafiantes pero posibles. “Reducir las emisiones de la industria implicará una acción coordinada a lo largo de las cadenas de valor para promover todas las opciones de mitigación, incluida la gestión de la demanda, la eficiencia energética y de los materiales, los flujos circulares de materiales, así como las tecnologías de reducción y los cambios transformadores en los procesos de producción. El progreso hacia cero emisiones netas de GEI de la industria será posible mediante la adopción de nuevos procesos de producción que utilicen una gestión de electricidad, hidrógeno, combustibles y carbono de bajo o cero GEI”, afirma.
Y en cuanto a las ciudades, plantea que las áreas urbanas “pueden crear oportunidades para aumentar la eficiencia de los recursos y reducir significativamente las emisiones de GEI a través de la transición sistémica de la infraestructura y la forma urbana a través de vías de desarrollo de bajas emisiones hacia emisiones netas cero. Los ambiciosos esfuerzos de mitigación para ciudades establecidas, de rápido crecimiento y emergentes abarcarán 1) reducir o cambiar el consumo de energía y materiales, 2) electrificación y 3) mejorar la absorción y el almacenamiento de carbono en el entorno urbano. Las ciudades pueden lograr emisiones netas cero, pero solo si las emisiones se reducen dentro y fuera de sus límites administrativos a través de cadenas de suministro, lo que tendrá efectos beneficiosos en cascada en otros sectores”.
Mitigar desde “el lado de la demanda”: el rol del consumidor
Un componente nuevo que introdujo el Grupo III del IPCC en este último informe fue el de explorar “el lado de la demanda”, las emisiones que GEI que son impulsadas por el consumo más allá del tradicional enfoque “del lado de la oferta”, que son quienes producen las emisiones directas.
Según señala el reporte, “la mitigación del lado de la demanda abarca los cambios en el uso de la infraestructura, la adopción de tecnología de uso final, y el cambio sociocultural y de comportamiento. Las medidas del lado de la demanda y las nuevas formas de provisión de servicios de uso final pueden reducir las emisiones globales de GEI en los sectores de uso final en un 40-70 % para 2050 en comparación con los escenarios de referencia”.
Según plantea el grupo científico, el diseño y el acceso a la infraestructura, y el acceso y la adopción de tecnología, incluidas las tecnologías de la información y la comunicación, influyen en los patrones de demanda y las formas de proporcionar servicios, como movilidad, vivienda, agua, saneamiento y nutrición.
En esa línea, señalan, la arquitectura de la elección -campo de la economía conductual que estudia la mejor manera de presentar al consumidor un conjunto de opciones- “puede ayudar a los usuarios finales a adoptar opciones con bajo contenido de GEI, como dietas saludables equilibradas y sostenibles que reconozcan las necesidades nutricionales; reducción del desperdicio de alimentos; opciones adaptables de calefacción y refrigeración para el confort térmico; edificios integrados y energías renovables; vehículos ligeros eléctricos, espacios para caminar, andar en bicicleta, vehículos compartidos y transporte público; consumo sostenible mediante el uso intensivo de productos reparables de mayor duración. Abordar la desigualdad y muchas formas de consumo de estatus, y centrarse en el bienestar, apoya los esfuerzos de mitigación del cambio climático”.
Fuente: paiscircular.cl