Frente a la entrada en vigencia de la Ley REP, el impulso a los APL está permitiendo a diversos sectores adelantarse a su cumplimiento y enfrentar los nuevos desafíos de mejor manera.
Las nuevas condiciones de la economía y la sociedad implican una serie de nuevas exigencias para las empresas, lo que puede ser una tarea compleja si se enfrenta en forma individual. ‘La capacidad de asociarse, generar conocimiento conjunto, lograr economías de escala, es fundamental para el éxito’, dice Sebastián Carvallo, coordinador nacional APL de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo (ASCC).
En ese sentido, dice, los Acuerdos de Producción Limpia (APL) han permitido impulsar y robustecer la asociatividad de las empresas, lo que ha significado prepararlas para la entrada en vigor de la Ley REP.
Una de ellas es la construcción. En Valparaíso, por ejemplo, se está realizando un proyecto regional de APL, en conjunto con la ASCC y actores como la Corporación de Desarrollo Tecnológico de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC). Marisol Cortez, presidenta de la CChC Valparaíso -entidad que lidera la iniciativa-, explica que esta colaboración les ha permitido ‘enfrentar los desafíos de nuestra industria y nuestra región’.
Para Marcos Brito, gerente de Construye2025 -programa de Corfo y administrado por el Instituto de la Construcción-, la asociatividad es clave, ‘porque permite llevar una voz que represente a muchas empresas o instituciones antes las autoridades para los instrumentos de ayuda’.
Resultados estratégicos
Carvallo destaca que con la asociatividad de los APL ha resultado un cambio estratégico en el enfoque de la aplicación de la Ley REP: ‘Generar valor con los residuos para que estos dejen de ser un problema y pasen a ser una oportunidad de negocio sustentable’.
Así, los productores e importadores pueden adelantarse al cumplimiento de la ley, determinando brechas y oportunidades. Por otra parte, ‘estos acuerdos voluntarios han permitido que los distintos actores se encuentren en mejores condiciones ante la discusión de los reglamentos para establecer porcentajes de recolección y valorización’, precisa el coordinador de la ASCC.
Un caso exitoso ha sido el sector de envases y embalajes que, a la fecha, cuenta con dos APL. El primero certificó a 15 empresas y ha sido clave para enfrentar la ley 20.920, con el desarrollo del primer plan piloto REP a nivel nacional de recolección diferenciada de residuos domiciliarios, con el apoyo de la Municipalidad de Providencia. En tanto, el segundo está en implementación y su foco es desarrollar herramientas de ecodiseño y disminución de huella de carbono, junto con mejorar la gestión sustentable en el rubro y en su cadena de valor.